Recogió los cristales del fregadero con sumo cuidado. Esa media docena de vasos de baratillo le estaba saliendo cara. Cuatro de seis era un buen promedio si a ello le sumamos que ya había perdido dos tijeras de cocina, un cuchillo Arco de mango amarillo, innumerables cucharillas de café, las pinzas para el hielo y la maza de madera de boj del mortero.
Continuará.
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